Para emprender, la edad es solo un número y de eso sabe bien Guillermo Ortega, fundador de la cadena de pinturerías Sui Color. A sus 70 años, es un ejemplo de que la vida no termina a los 50 y que para iniciar un negocio no es necesario ser un joven emprendedor. Su historia es inspiración para quienes peinan canas y buscan dar un nuevo giro a su vida profesional.
En 2003, luego de que MG, su anterior pinturería, se viera gravemente afectada por la crisis del 2001, Ortega decidió volver a empezar. Con 50 años, u$s4.000 de inversión y un crédito otorgado por las grandes marcas de pinturas, nació Sui Color. “Pensé que era un hombre joven aún, que el país y la vida me estaba dando una segunda oportunidad y que yo era un experto en el tema que manejaba”, explica.
Hoy, la cadena cuenta con 5 locales propios, 2 franquicias y una marca propia de pinturas: All Paint. “No soy de bajar los brazos fácilmente. En más de 40 años de trabajo podría decir que tengo un máster en manejo de crisis y situaciones inesperadas”, asegura Ortega.
Su experiencia le enseñó a no decaer frente a la adversidad, a aprender de los errores y a ver el fracaso como una oportunidad de crecimiento. “Quebrar y volver a empezar no es la muerte de nadie”, afirma.
En este sentido, remarca Ortega, las personas que, como él, se animan a emprender a los 50 años, cuentan con muchas ventajas, como la experiencia, la madurez y la capacidad de afrontar riesgos con lo que implican los negocios en Argentina.
Este es solo un fragmento de la interesante nota que salió publicada en el medio Iprofesional, y que se puede leer completa aquí.
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